En primer lugar dar
las gracias a mis dos grandes apoyos Marisa y Álvaro
, aunque suene a
tópico también a mi familia y como no, a este grupo tan grande como son
los jabatos, ese grupo de personas que han llenado nuestras vidas.
Tampoco quiero olvidarme de esos grandes consejeros que desde su
experiencia me llenan de buenos consejos, Dani, Felipe y como no a
Sergio que siempre está ahí.
Después de este rollo
sentimentalista voy a describir un poco mi carrera, podría decir que
fueron dos, una parte de felicidad y disfrute que empezó en febrero
cuando un simple click en Facebook me premió con la inscripción a la
maratón, con su entrenamiento, la planificación del viaje, su
entrenamiento, como se van apuntando los locos jabatos, su
entrenamiento, las molestias, los entrenamientos, el momento del viaje,
los nervios durante el desayuno en ese apartamento de Castellón,
el
momento del encuentro jabato, las fotos
y ya la salida.
Desde el primer
kilómetro empiezo a recorrer las calles con unas sensaciones
inmejorables siempre en compañía de la grandísima Paula, gran atleta y
mejor persona y compañera de kilómetros, se une a nosotros Alex un
espontáneo de lujo que nos acompaña, vamos a un ritmo muy bueno con unas
sensaciones
buenísimas. El ritmo es mayor que el que tenía pensado
llevar, pero las fuerzas parecen que acompañan. Nos vamos cruzando con
el resto de jabatos, Miguel y Pepelu que van por delante, y Elisa y Fran
que van por detrás el apoyo de la familia, los amigos y de todas las
personas que están por las aceras. Los kilómetros caen rápidamente y así
hasta llegar al punto kilométrico 32 (después de sufrir la recta de la
muerte 7 km entre ida y vuelta por un polígono hasta el mar que se hace
interminable). En ese momento noto que mis fuerzas están flojeando de
repente, y les digo a mis compañeros que sigan que yo bajo el ritmo
pero... mi cuerpo dice basta. Una sensación de vacío recorre mi cuerpo,
mis piernas y cabeza dicen que no puedo (para muestra, señalar que el km
32 me cuesta 5min 02 seg. y el km 33 casi 8 min) entonces, empieza la
segunda parte de la carrera donde la risa deja paso al sufrimiento,
donde los kilómetros cada vez son más largos, todo esto empeora cuando
mi gemelo izquierdo se une a la fiesta, ese punto débil en mis piernas
que me hizo para en las crestas del infierno, que me hizo parar en
Olorón, que me hizo descansar todo el verano. Intento compensar las
adversidades con pensamientos positivos, mi familia, mis esfuerzos, las
palabras de los jabatos, así que paso a paso me acerco a la meta. Todo
el sufrimiento se pasa cuando a falta de 200 metros mi hijo sale a mi
encuentro, y juntos de la mano, bajo sus gritos de aliento, llego a la
meta, donde justo antes de entrar, ahí está la última y mejor sorpresa,
está Marisa esperándome,
instintivamente me salgo de mi trayectoria y me
fundo en un abrazo con ella y solo me salen dos frases TE QUIERO y
MUCHAS GRACIAS, ¿cómo describir este momento? No lo sé, eso se lo dejo a
Paula o a Javier que son grandes escritores, pero yo solamente os pongo
en situación: cruzar la línea de meta de la mano de tu hijo con una
mirada de orgullo gritándote campeón, tu mujer con lágrimas en los ojos
abrazándote y tus amigos esperándote tras la valla y bajo la pancarta.
En
fin, este ha sido mi primer maratón, pero os aseguro que no será el
último, no se si será San Sebastián, Sevilla, Castellón o cual, pero sé
que lo haré, espero que como mínimo con la misma compañia que he tenido
en este, aunque me gustaría que fuéramos muchos más.
De nuevo y
para terminar gracias a todos por vuestros mensajes de apoyo y ánimo
desde tantas partes, y a todos los que han compartido este maravilloso
puente conmigo.
FUERZA Y HONOR, JABATIA ES LIBRE Y MARAVILLOSA.
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