Otro
domingo de carrera
Domingo,
6:30 de la mañana. Suena el despertador y me levanto exultante. Otro
domingo de carrera. Hoy toca la Epic Run. No importa cual, lo que
importa es correr; con los jabatos por supuesto.
A
mi jabatilla Vero y a mí, nos pasan a buscar Noa, Eva y Miguel. En
el coche charla, sonrisas, cariño. Empieza bien el día. Ya pasada
Huesca nos encontramos con Emilio y con Sergio, Marisa y Álvaro.
Directos a Monzón donde nos reunimos con Ana y su familia.
Cogemos
las camisetas....
..... y nos convertimos en caballeros templarios.
¡Y hala;
calentando que es gerundio!
Nos
colocamos en la salida y empieza el espectáculo. ¡Aquí llegan los
caballeros templarios con sus espadas! Uno de ellos a caballo se
coloca delante nuestro, y cual William Wallace gritando por la
libertad, con su discurso exalta a la multitud: "¡La conquista
es nuestra! ¡Valientes caballeros, luchad o morid! ¡Arrodillaos
para rogar a Dios por la victoria!".
Allí
estamos todos de rodillas. ¡Qué espectáculo! ¡Cómo estoy
disfrutando! Miro a Marisa y a Sergio y nos reímos (qué bien lo
vamos a pasar). Levanto la cabeza para ver a Emilio y a Eva, que me
mira con sonrisa cómplice (esto pinta bien).
Por
fin la salida, CON EL MACHETE EN LA BOCA. Estos templarios cómo se
las gastan. Nada más empezar cruzamos el río dos veces, la primera
el agua sólo llega por los tobillos, pero la segunda hasta la
cintura. Seguimos por la ribera.... ¡y veo a los primeros que van
corriendo por el interior del río! -Mira Marisa, van por el río -le
digo-. Bueno, ya estamos mojados así que de perdidos al río (y
nunca mejor dicho). Allá vamos, y qué duro se hace correr dentro
del agua; la piernas pesan, pero estoy disfrutando como una niña.
Salimos
del agua y a escalar un muro. ¡Me encanta! Y así seguimos sorteando
obstáculos durante 10 kilómetros. Ruedas, cuerdas, subidas,
bajadas, pacas de paja, contenedores con agua (qué fresquita está,
y qué bien sienta con el calor que hace).
-¡Ya
llegamos chicos, mirad el castillo!-. Pero en la subida nos espera
una sorpresa; un saco de cuatro kilos que tenemos que subir cada uno.
Un
último esfuerzo...., y ya está. Nos cogemos de la mano Sergio,
Marisa y yo para entrar en meta bajo las espadas templarias, y nos
acompañan nuestros jabatillos, que han estado al cuidado de Miguel
durante toda la carrera.
Muchas gracias Miguel por cuidar tan bien de
mi niña. Ella y su hermano son mi mayor tesoro.
La
carrera impresionante. Durilla pero divertidísima, muy recomendable.
Ahora toca disfrutar del zumo, los alberges, la longaniza, la cerveza
que nos han preparado y
el pic-nic jabato que es la guinda del
pastel.
Y
por supuesto del tercer puesto de Eva que se lo merece, no sólo por
ser una gran deportista, sino una gran madre, persona y amiga. Como
todas las jabatas. Porque mis chicas jabatas son las mejores. Porque
pisan fuerte. Porque Paula, Marta, Marisa, Eva, Vanesa, Sonia, Pili,
Blanca..., todas son un ejemplo de esfuerzo, de maternidad, de
deportividad, de generosidad, de alegría de vivir, de conseguir todo
lo que se proponen, por muy difícil que sea.
Es
un privilegio haber nacido mujer para compartir vuestra amistad, para
compartir entrenamientos y carreras, confidencias en los vestuarios,
para gritar bien alto cuando llegamos a meta: "¡Sí, somos
mujeres, y aquí estamos!".
Elisa.