Dicen que los corredores están un poco
locos. Y más en plena ola de calor. Los jabatos llegamos al trail
nocturno de Cadrete cansados, después de una temporada muy intensa,
algunos arrastraban lesiones y todos un poco de pereza. Pero ahí que
fuimos, muy guapos con nuestros frontales, camisetas de tirantes para
el calor, animadores y cuidadores, y sonrisas jabatas. A las 11 de la noche (media hora antes
para los andarines) empezó la carrera, con unos 30 grados de
temperatura. Un kilómetro por el pueblo y empezamos a subir. Y a
sufrir. Son 5 kilómetros seguidos de subida por pista y otros tantos
de bajada.
A mitad de subida, con la luna llena
intenando asomar entre las nubes, Cadrete ya lejos, calor, las
piernas pesadas, gotas de sudor escurriendo bajo el frontal, veo una
hilera de luces rojas serpenteando en la oscuridad y a una le da por
pensar. ¿Qué hacemos aquí? ¿Qué sentido tiene venir a correr con
este calor? ¿Quién me manda sufrir así? Mañana tengo que madrugar
y debería estar descansando. O tomando algo fresco en una terraza.
Veo a lo lejos los molinos de viento que marcan el final de la
subida, y pienso en Don Quijote. Me veo, nos veo, un poco quijotes
luchando contra gigantes. Sonrío, no sé si el que corre a mi lado
se da cuenta, y sigo subiendo. Y pasan por mi mente, como en un cine,
todas las carreras de la temporada: Bomberos y alguna otra 10k, la de
la Mujer, crosses, el trail de Monegros, el de Añón, la del Ebro,
las medias de Huesca y Zaragoza, Olorón... Este año he sufrido más
en las carreras, igual también me he exigido más. También he
disfrutado mucho, pienso, conforme me acerco a los molinos.
Y me voy cruzando con jabatos que suben
o bajan. Nos animamos y eso, el compañerismo jabato, le da sentido a
todo el sufrimiento y el dolor de piernas. Llego arriba, saludo a los
molinos con una reverencia, me paro a beber media botella de agua
(normalmente no paro en los avituallamientos, pero esa noche lo
necesito) y emprendo la bajada a lomos de Rocinante rumbo a la meta.
Al primero que veo en la meta es a Ángel, que ha quedado segundo de
los andarines. Me alegro un montón, porque ha sido un jabato
sufridor toda la temporada. Y enseguida llegan Eva y Miguel, Marisa,
Sergio, Elisa, Fran, Javier y los jabatos animadores.
Después, mientras tomamos un bocadillo
y unas cervezas, hablamos del verano y de que tenemos que descansar.
Y en mi cabeza quijotesca ya estoy pensando que mañana me apunto a
la maratón de Castellón. Están locos estos corredores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario